Hay libros que se leen y libros que se reflexionan, libros que se disfrutan y libros que se aprenden. 'Las Vírgenes Suicidas' de Jeffrey Eugenides me hizo reflexionar sobre lo duro que es ser padre y cómo la sobreprotección a los hijos puede llevar a finales inesperados. 'Bury my heart at Wounded Knee' de Dee Brown, la historia real sobre los nativos americanos, me está haciendo ver la crueldad y la superioridad del 'hombre blanco' y me ha hecho reflexionar sobre qué derechos tenemos los seres humanos sobre los demás. Y 'Un gato callejero llamado Bob' me ha hecho ver cómo los animales pueden cambiar la vida de alguien, aparte de hacerme sentir malísima persona...
Cuando le compré este libro a mi hermana por Navidad pensé que sería un libro que le iba a gustar y que le haría ilusión por lo mucho que nos encantan los gatos, pero ahí quedó la cosa. Meses después, hará cosa de un par de semanas, terminé el libro que me estaba leyendo, no tenía ninguno pendiente de leer que me apeteciera et voilá, esperándome en la mesilla de noche de mi hermana, como Bob esperaba a James en el portal de su casa, estaba el libro. Y desde que empecé a leerlo no he podido parar.
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James Bowen, londinense, músico callejero y drogadicto en recuperación, encontró un día un gato pelirrojo, desnutrido y herido, en el descansillo de su piso. Aún sabiendo que apenas podía cuidar de si mismo, James lo acogió en su casa, le dio de comer y empezó a cuidarle. Al cabo de los días, las semanas y los meses, se fue haciendo evidente que ninguno de los dos podía vivir sin el otro. No sólo James salvó la vida de Bob acogiéndole en su casa y dándole los cuidados que necesitaba, si no que Bob salvó también la vida de James dándole una razón para dejar la droga, las calles y enderezar su vida. Siempre juntos, tocando en las calles, Bob y James se acabaron convirtiendo casi en celebrities en Covent Garden, Angel, etc. y su historia está reflejada en este libro, en numerosas imágenes de internet y varios vídeos.
'He is what I wake up for every day now...'
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Pero no sólo es un libro entrañable y de obligada lectura para los amantes de los gatos, es un libro que te muestra la crueldad del ser humano con la gente que vive o trabaja en la calle, cómo se vuelven invisibles ante nosotros, cómo escuchamos su música pero no les miramos a la cara, cómo, antes de que abran la boca siquiera para preguntarnos la hora, ya tenemos el 'No gracias' por respuesta, cómo no consideramos los motivos que les han llevado a vivir así ni sabemos la clase de personas que son. En definitiva, es un libro que me ha encantado pero con el que he estado a punto de derramar alguna lágrima, no porque la historia sea triste, si no porque me he sentido mala persona, mala persona de verdad.
Por cierto, la segunda parte, 'The World according to Bob', ya está a la venta!
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